El tren metropolitano de Bilbao es la espina dorsal de un plan de regeneración urbana ideado para la ciudad y sus alrededores. Desde los años 70 el Gobierno Vasco ha invertido sumas importantes en la mejora de la infraestructura regional que incluye carreteras, puentes, el puerto, y la nueva línea de metro. El Metro que entró en funcionamiento a finales de 1995 comunica los pueblos de la costa, la zona industrial, el centro urbano y sus áreas residenciales prestando servicio a un millón de habitantes en la zona metropolitana de Bilbao.
Hay 11 estaciones de metro en la primera fase del proyecto. De ellas 9 son túneles taladrados y 2 de excavación y relleno. El túnel es el elemento principal en el proyecto y las cavernas de la estación revela su forma inherente a al ingeniería de túneles. Las cavernas de 16 metros de anchura de las estaciones se construyeron utilizando el Nuevo Método Australiano de construcción de túneles que permite que las pequeñas excavaciones quesen temporalmente estabilizadas con anclajes y hormigón bombeado antes de excavar al completo la sección de la caverna. Se utilizan paneles de hormigón prefabricado como cierre permanente para el revestimiento interior de hormigón reforzado in situ, los drenajes, las membranas impermeables, y el hormigón bombeado. Los paneles de hormigón prefabricado de 1.2m x 2,4 m se tratan con una capa transparente anti grafitti y constituyen la superficie final del acabado.
Debido a su método de construcción, las dos estaciones de excavación y relleno de San Ignacio tienen forma rectangular. Una gran marquesina de cristal cubre un extremo de la estación de Sarriko permitiendo la entrada de luz natural en la estación. La entreplanta está construida de hormigón reforzado con acero y se ha colocado entre el andén y la zona de la vía. La entrada a la estación se realiza por ascensores de cristal en la pared del fondo o mediante escaleras mecánicas suspendidas sobre las vías que llevan directamente a nivel de entreplanta.
Las estaciones fueron diseñadas por Norman Foster. Todas las estaciones son totalmente accesibles mediante ascensores, escaleras mecánicas y por lo general también se instalan entre el vestíbulo y el nivel de la calle, pero no a las plataformas. La mayoría de las estaciones se accede a través de “Fosteritos”, entradas de vidrio típicos nombre del arquitecto. La estación de Casco Viejo se encuentra en la montaña y se puede acceder a casi al nivel de la céntrica Plaza Miguel de Unamuno o vía un ascensor desde la parte superior de la montaña Begoña.
La fluida progresión de espacios desde el nivel de la calle hasta el andén es resultado de un cuidado estudio de la ubicación de cada una de las estaciones y sus puntos de acceso. Las formas de los túneles son un reflejo del tipo de excavación más económico para el flujo de pasajeros previsto, el acceso a la estación es lo más directa y rápida posible.
En superficie, el Metro se identifica al instante, unas vallas de cristal a nivel de la calle nos anuncian la presencia del metro e invitan a la gente a utilizarlo.
En cad estación hay por lo general dos entradas una a cada extremo de la caverna. Los túneles de acceso disponen de escaleras mecánicas que llevan a los pasajeros directamente a la entreplanta.
La excavación de la estación de vías gemelas permite que todas las funciones clave estén ubicadas dentro de la caverna principal de la estación, el corazón de todo el sistema.Puesto que el dramatismo y disfrute de la caverna principal se aprecia mejor cuando se alcanza su altura y volumen máximos, las zonas de entreplanta tienen una altura mínima de funcionamiento. Los altillos de acero inoxidable a alta temperatura están suspendidos del techo de la caverna en los extremos de la estación. Unas escaleras ligeramente curvas con balustradas y pasamanos de acero inoxidable dibujan la línea curva de la caverna para así maximizar el espacio a nivel del andén.
El suelo de terrazo de andenes y entreplantas es duradero y de fácil mantenimiento. Todos los servicios tales como los cuartos de bombeo, estaciones eléctricas, salas de mantenimiento, y despachos de jefes de estación quedan confinados como si fuese meras ‘tomas de agua’ a fondo de la caverna. Los conductos de ventilación y los cables eléctricos se encuentran por debajo del nivel del andén y los trenes funcionan con un sistema de catenarias colgantes.