La domótica es conocida como la automatización del hogar, utilizando sistemas inteligentes, dispositivos como sensores, gadgets y electrodomésticos conectados a Internet.
La verdad es que la domótica no es nada nuevo (la automatización de portones de garages existe desde hace décadas) pero un auge reciente en el desarrollo de la tecnología para la casa inteligente ha puesto a la domótica en el centro de atención. Los especialistas en domótica aseguran que la casa inteligente abrirá un mercado particular en los próximos años en el que se invertirán miles de millones de dólares.
La domótica tiene que ver con la interconectividad de objetos entre sí y con Internet, lo que se conoce como “Internet de las cosas”, junto con una variedad de plataformas que compiten para controlarlas a todas. Aquellos que trabajan para que Internet de las cosas avance, aseguran que se trata de que los objetos se comuniquen entre sí para hacerle la vida más fácil a las personas y deslinden responsabilidades a los humanos. Por ejemplo una heladera inteligente podría controlar qué alimentos faltan a lo largo de los días y encargar una vez al mes vía Internet al supermercado el listado de productos que será enviada al hogar.
Ubicando una serie de sensores y procesadores, podríamos automatizar el control de las ventanas, la temperatura de un edificio, la iluminación interna, etc.
“Hogar inteligente” es un término muy amplio, que abarca una gran cantidad de aparatos conectados, sistemas y aparatos que hacen una gran variedad de cosas diferentes. La domótica es ligeramente menos amplia, refiriéndose específicamente a las cosas de su hogar que pueden programarse para funcionar automáticamente. En los últimos años, esas automatizaciones fueron bastante básicas – temporizadores de lámparas, termostatos programables lo que ha cambiado rápidamente gracias a la reciente expansión de la tecnología casera inteligente.
Las posibilidades domóticas son inmensas, que van desde luces y cerraduras a cámaras y cafeteras. El denominador común es la automatización y la promesa de que estos dispositivos pueden ahorrarle tiempo, ahorrar dinero o hacer su vida un poco más fácil. Una lámpara automatizada podría encenderse por sí misma tan pronto como entras en la habitación.
Hay que pensar en la casa automatizada como un cuerpo humano. Tiene que ser capaz de percibir las cosas, procesar la información y reaccionar en consecuencia. Diferentes dispositivos para la casa inteligente pueden hacer cosas diferentes, pero todos ellos caen por lo menos en una de esas tres funciones.
La primera función, el sentido, es sin duda la más importante, por lo que verá tantos dispositivos caseros inteligentes con sensores incorporados para cosas como movimiento y temperatura, así como gadgets dedicados exclusivamente a su monitorización. Estos dispositivos son el sistema nervioso de la casa inteligente – son capaces de sentir el entorno alrededor de ellos de alguna manera, proporcionando un contexto vital para las decisiones que va a tomar un hogar automatizado.
Los dispositivos que responden a esas decisiones – es decir, las que realmente hacen las cosas – son los músculos de la casa inteligente. Un detector de movimiento podría sentir que usted salió de la cama por la mañana, pero es la cafetera automática que reacciona a esa información, comenzando un preparado que estará listo justo cuando salga de la ducha.
Las configuraciones más grandes y más elaboradas con muchos “nervios” y “músculos” diferentes pueden necesitar un dispositivo o accesorio independiente para administrar y procesar toda esa información, especialmente si los diferentes dispositivos no pueden trabajar directamente entre sí. Las casas inteligentes como estas necesitan más que sólo músculos y nervios: necesitan un cerebro.
Los hubs inteligentes están diseñados para controlar varios dispositivos, incluso los de diferentes fabricantes. Un buen “hub” integrará todas las cosas inteligentes de su hogar en una única y perfecta automatización del hogar y ofrecerá controles consolidados dentro de una sola aplicación.