El Palacio de los Patos es ejemplo del academicismo francés de 1929. Pensado como casa de renta para las clases media y alta (por entonces no se permitía vender las unidades por separado por lo que el edificio pertenecía a un solo dueño) fue encomendado por Alfredo Chopitea al arquitecto francés Henri Aziére, quien proyectó el edificio sin haber estado jamás en Buenos Aires.
Por eso, fue un primo de Chopitea, Julio Senillosa, quien dirigió la construcción y firmó los planos modificados. De fachada armónica y simétrica, su mayor atractivo se halla en sus 144 departamentos (de tres a 9 ambientes) y en sus 9 patios de época. Su nombre, se cree, fue dado por ser sus habitantes antiguos ricos empobrecidos por la crisis del ’30, a los que el lunfardo señalaba como de “plumaje seco” y no por un supuesto arroyo que por allí, como muchos aseguraban sin poder demostrarlo.
Dirección: Ugarteche 3050, Capital Federal.