El Palacio arzobispal de Zaragoza se remonta al siglo XII cuando Alfonso I el Batallador le regaló al primer obispo de Zaragoza unas tierras próximas a la Catedral de La Seo. Entre sus paredes murió Isabel de Aragón, hija primogénita de los Reyes Católicos. Y en años posteriores sería vivienda temporal para muchos otros monarcas hasta que se cedió definitivamente al Arzobispado. En la actualidad alberga el Museo Diocesano de Zaragoza.
De estilo neoclásico el Palacio arzobispal de Zaragoza se construyó en el siglo XVIII, entre 1779 y 1787. En actualidad es la residencia del arzobispo de Zaragoza.
La fachada es de ladrillo y el edificio consta de dos plantas, aunque los remates de puertas ventanas y zócalo son de piedra, con grandes ventanales hacia el exterior. Los ventanales inferiores están cerrados por rejas de hierro, los superiores, rematados por frontones triangulares. La portada, muy sencilla, está flanqueada por dos columnas, pilastras jónicas y rematada por un pequeño balconcillo.
En el interior hay que destacar la escalera. Se conservan algunas obras de arte como una Inmaculada pintada por Francisco Bayeu en 1758 y dos tablas góticas de un retablo de La Seo.
En la planta noble del Palacio Arzobispal de Zaragoza, formando parte de la colección de retratos de arzobispos, cuelga el retrato al óleo del Arzobispo Joaquín Company, gobernó la sede de Zaragoza de 1797 a 1800, realizado en el año 1800, la época más fecunda y de mayor calidad como retratista de Goya, quien firma la pintura en el papel que sostiene en su mano derecha el retratado.