Los retrasos en los vuelos son menos dolorosos dentro de un aeropuerto precioso y bien diseñado.
Imagine un espacio majestuoso, un kilómetro de largo, con forma de dragón. Por encima, una ráfaga de colores rojos y amarillos, un techo de tela metálica vertiginosa, iluminado por el sol, y por debajo, 50 millones de personas pasan cada año. Este edificio, uno de los más grandes aeropuertos del mundo, no es un palacio o un museo; que es la Terminal 3 del aeropuerto internacional de Pekín.
Los aeropuertos, por supuesto, no siempre son tan gloriosos. Muy a menudo, son meramente un edificio utilitario de entrada y puntos de salida para los viajeros que pueden estar muy apurados para notar el diseño. Sin embargo, un creciente número de ciudades han gastado enromes cantidades de dinero para la contratación de starchitects para elevar la estructura básica de la terminal y de la torre para dar una visión fascinante d elo que se conoce como la primera vista de una ciudad.

Esto es especialmente cierto en Asia. Con ganas de demostrar su riqueza y dominio de la tecnología, países como China y Corea del Sur han mostrado al mundo la construcción de nuevas instalaciones gigantescas de aeropuerts que no tienen paralelo en su estilo arquitectónico y de ingeniería. “Los aeropuertos son un símbolo nacional, por lo tanto, no se repara en gastos para asegurarse de que el mío es mejor que el tuyo”, dice el arquitecto Ron Steinert, un experto en aeropuertos con la firma internacional de arquitectura Gensler.

Por desgracia, puede ser difícil imaginar un aeropuerto como el de Beijing en los EE.UU., donde volar es por lo general no más inspirador que tomar un autobús (y a veces menos). Claro, de vuelta en la década de 1960, cuando se concluyó la terminal de la TWA de Eero Saarinen en el aeropuerto John F. Kennedy, el transporte aéreo fue una experiencia emocionante de glamour para un número relativamente pequeño de personas. (En 1960, John F. Kennedy manejó 8,8 millones de pasajeros al año. Hoy en día son 48 millones).
Pero hoy en día, los aeropuertos como Cleveland-Hopkins Internacional y La Guardia son de lo más triste, difíciles de navegar, se han convertido en una experiencia temida de viaje.
Mientras tanto, el resto del mundo se dedica a la construcción de nuevas terminales que infunden a los viajes aéreos algo de su vieja magia. La T4 del Aeropuerto de Barajas de Madrid es, según el New Yorker crítico de arquitectura Paul Goldberger, “el más impresionante y hermoso que cualquier aeropuerto que he visto.” Y el aeropuerto de Sondika de Santiago Calatrava en Bilbao es “como una catedral, un gran espacio para estar en”, según Design Within Reach fundador trotamundos Rob Forbes.
Y los aeropuertos más hermosos del mundo no son sólo para mostrar. Además, aportan una funcionalidad aumentada. “Hay una necesidad de legibilidad para el diseño real y un flujo lineal”, dice el ingeniero Regine Weston, un experto en aeropuertos que estudia el lado pragmático de la belleza aeropuerto. “Así que cuando estás en un edificio donde tengas una idea obre qué sucede a continuación y donde quieres ir.”

Los aeropuertos más hermosos del mundo