Las islas de calor se producen a partir de las elevadas temperaturas en áreas desarrolladas urbanas comparadas con las áreas rurales cercanas.
Las islas urbanas de calor se forman por el desarrollo y los cambios en las propiedades termales y radiativas de la infraestructura urbana así como el impacto que los edificios pueden tener en el microclima local, por ejemplo los edificios elevados pueden reducir el nivel de enfriamiento de las ciudades por la noche.
Las islas de calor están afectadas por la ubicación geográfica de la ciudad, las tendencias locales climáticas, y la intensidad de los cambios climáticos diarios o por estación.
El calor añadido que generan las islas de calor sobre áreas pequeñas como las ciudades son un ejemplo de cambio climático. La diferencia con el cambio climático global es que las islas de calor ejercen un cambio de clima a escala local, que va descendiendo a medida que uno se aleja de al fuente de calor.
El impacto del calentamiento que ejercen las islas de calor se puede ver en que se extienden las temporadas de calor más de lo normal, se incrementa la demanda de energía para refrigeración, muy similares a las consecuencias del calentamiento global.
La superpoblación de las ciudades, la disminución de espacios verdes, la poda indiscriminada de árboles, el aumento de la edificación en altura, por ejemplo las torres, hace que las islas de calor sean un tema cada vez más presente que se trata en numerosos foros de urbanismo, a fin de consensuar medidas para encauzar este fenómeno.