El Edificio Libertador, ubicado a pocos metros de la Casa Rosada en la ciudad de Buenos Aires, es actualmente la sede del Ministerio de Defensa. Tiene 82.625 m2 cubiertos y lo rodea una plaza pequeña.
Del total de la superficie cubierta, unos 50.000 m2 están destinados a oficinas y más de 3500 m2, a cocinas y sanitarios. El inmueble posee unas 1000 ventanas desde las que se observan Puerto Madero, el Río de la Plata y gran parte de la ciudad de Buenos Aires. En la planta baja funciona la Biblioteca Central del Ejército, que cuenta con más de 60.000 volúmenes sobre temática bélica. Entre las obras más valiosas, figuran las Memorias de Guerra de la Marina de fines del siglo XIX y una colección de antiguos reglamentos militares.
Al Edificio Libertador, lo rodea la plaza de armas, delimitada por Paseo Colón, La Rábida Sur, Huergo y Moreno.
La construcción, destinada a ser Ministerio de Guerra, comenzó en 1936. Fue proyectada por el arquitecto Carlos Pibernat. Tiene un estilo neoclásico típico de los edificios públicos masivos, monumentales del siglo XIX como la Corte Suprema de Justicia EEUU, entre muchos otros. Tiene un estilo a los edificios de Alemania o Italia pre 2da. Guerra Mundial que eran imponentes y vastísimos.
Para Fabio Grementieri, de la Comisión Nacional de Monumentos, el estilo se corresponde al final de la saga de la arquitectura francesa en la Argentina. “Vemos la última versión, la más planchada, la más monumental, heredera de la arquitectura del Palacio de Tribunales. Es uno de los grandes últimos edificios del clasicismo porteño”. Lo demuestran el remate de mansarda de pizarra importada que cubre los tres pisos superiores, las fachadas en forma de sillería, los pisos de doble altura y el revestimiento de cemento, mármol y arena calcárea.
Desde su inauguración contó con ascensores y sistemas de comunicación de la firma alemana Siemens, un sistema de seguridad y un túnel subterráneo que lo conectaba a la cercana Casa Rosada. Recibió el nombre de Edificio Libertador en 1950, centenario del fallecimiento de José de San Martín.
Si bien la mayoría de los salones son austeros, se destaca el hall de entrada, decorado con dos enormes murales del pintor entrerriano Cesáreo Bernaldo de Quirós, ejecutados por el artista a fines de los 40 y principios de los 50: Las armas del Ejército y Los símbolos del Ejército.