Las cúpulas monolíticas se construyen colocando una base de hormigón, en forma circular, recubriendo su interior con tres pulgadas de espuma de poliuretano, fijando una rejilla de acero y cubriendo con poliuretano con tres pulgadas de concreto proyectado. El exterior está revestido con pintura, estuco, baldosas cerámicas, hormigón rociado, metal o piedra cultivada. El resultado es una estructura extremadamente fuerte, a prueba de plagas y bien aislada.
Ventajas de las cúpulas monolíticas:
La alta masa térmica mantiene las temperaturas iguales y por lo tanto más cómodas.
Una cúpula de hormigón ofrece una excepcional resistencia al fuego, terremotos y vientos extremos.
Con concreto de sólo tres pulgadas de grosor, las cúpulas monolíticas utilizan menos hormigón que las estructuras convencionales de hormigón.
El hormigón no se pudre, se deforma ni se consume.