En el siglo XIV se edificaría el Castillo de Gibralfaro para poder albergar la tropa que se encargaría de la protección de la alcazaba, uno de los lugares más visitados de Málaga hoy en día. Este castillo recibió el nombre del faro romano que se encontraba en lo alto de la zona donde está erigido, aprovechando las ruinas que se hallaban en el lugar. Aun más atrás en el tiempo, se halló cerámica que provenía de la época feno-púnica. También durante la Edad Media se encontraron restos arqueológicos de un cementerio.
El rey nazarita Yusuf I y Abderraman III mandó a erigir el castillo de Gibralfaro en el año 1340. Más tarde, los Reyes Católicos del año 1487 lo tomarían como residencia durante un largo asedio.
Su construcción de alta resistencia, se consideró durante muchos años una fortaleza inexpugnable, convirtiendo así al Castillo de Gibralfaro uno de los lugares más seguro donde residir. Este castillo contenía dos murallas zigzagueantes, y un total de ocho torres, una de ellas albarrana; la famosa Torre Blanca. El estilo del Castillo de Gibralfaro es adaptado al terreno donde es construido, por lo que tiene un perfil quebrado en su fachada.
En el interior además de encontrar las habitaciones, patio, o la misma mezquita, también se halla un aljibe que recorre la mayor parte del castillo para recoger el agua de lluvia. Una de las torres, se considera un edifico propio e independiente, una torre fortificada con todo lo necesario para vivir en ella sin depender del resto del conjunto.
El castillo de Gibralfaro es una obra nazarí realizada con el método de mampostería utilizando piezas de piedras de un tamaño reducido, fabricadas a mano con mortero y la arena de muralla. En las zonas más alta del castillo de Gibralfaro se utilizó tapial de arena y cal con pequeñas piezas de piedra pizarra. Para la construcción de los arcos, jambas y las bóvedas se usó ladrillo de mampostería.
Durante la época cristiana el castillo de Gibralfaro sufrió muchas modificaciones, entre ella y la más importante, la eliminación de la mezquita. Más tarde en este terreno los ejércitos construyeron la Iglesia de San Luis, también desaparecida. Fueron muchas edificaciones las que se erigieron en esta zona, para finalmente terminar con un foso de más de 35 metros de profundidad, procedente de la época griega – fenicia.
En el año 1487 tras las abatidas del ejército, se procedió a un proceso de degradación y ruina, siendo así hasta que en el siglo XX se procedió a restaurar todo este conjunto arquitectónico e histórico de la ciudad de Málaga.