La Basílica fue donada a la congregación de los padres sacramentarios por la señora Maria Lina de las Mercedes Castellanos de la Iglesia de Anchorena, hija de Aarón Castellanos, uno de los pioneros de la colonización agraria santafesina y esposa de Nicolás Hugo de Anchorena Arana, nieto de Juan Esteban Anchorena, el fundador de la dinastía argentina que llegara de España a Buenos Aires en 1751 y que llega hasta nuestros días.
Maria Lina de las Mercedes Castellanos de la Iglesia de Anchorena decía que si vivía en un palacio, su Dios también tenía que tener uno. Lo logró porque está considerada como una de las iglesias más lujosas de la ciudad de Buenos Aires y la elegida para celebrar los casamientos por la alta sociedad porteña. Personajes del famoseo local, Diego Maradona y Valeria Massa, entre otros, también se casaron allí.
Además Doña Maria, tenía la idea de que toda su familia descansara en la cripta de esta Basílica pero hoy en día solo sus restos se encuentran en el lugar, ya que el resto de su familia esta en el Cementerio de la Recoleta.
Esta dama de la alta sociedad de Buenos Aires fue una ferviente colaboradora de la grey católica. Recibió el título de condesa pontificia y la condecoración de la Rosa de Oro de parte del Vaticano. Durante su residencia en Paris, Mercedes de Anchorena iba a misa a la capilla del Corpus Christi, en el 9 Bis de la Rue Moulin Joly, allí se adoraba al Santísimo Sacramento, ella habló con los padres sacramentinos comentándoles su deseo de construir en Buenos Aires una iglesia para adorar a Jesús Sacramentado. Invitó pues al sacerdote francés Antonio Seignon de esa congregación para que la ayudara con la edificación. Este sacerdote le sugirió el nombre de dos arquitectos franceses para que llevaran adelante el diseño de la obra.
Arquitectura de la Basílica del Santísimo Sacramento
Fue diseñada en Francia por el estudio de arquitectura Alfred Coulomb y Louis Pierre Léopard Chauvet enviaron desarmado el edificio para que el arquitecto salesiano Ernesto Vespignani la construyera. Vespignani vio algunos detalles que no le gustaron y modificó su construcción.
La Basílica del Santísimo Sacramento posee cinco torres (tres que pueden observarse en su fachada central) y donde se destaca una escultura del Beato Julián Pedro Eymard, fundador de la Congregación del Santísimo Sacramento en su centro y fue levantada una capilla en el torreón circular que cierra la fachada por el lado Sur. Tanto esa imagen como la de los ángeles de rodillas a sus pies, están hechas en mármol de Carrara. La piedra fundamental fue colocada en 1908, siendo consagrada en 1916 por el Arzobispo de Buenos Aires, Mariano Antonio Espinosa y ese mismo año erigida en Basílica menor por el Papa Benedicto XV.
Altar
Entre sus lujos se destacan el Altar Mayor donde se ubica la Custodia del Santísimo. Mármol blanco con vetas grises, además de ónix y mosaicos venecianos, son parte de ese altar. Sobre ese emblema del edificio hay un templete con ocho pares de columnas de ónix granate de Marruecos. También hay cuatro ángeles esculpidos en mármol de Carrara. La Gran Custodia fue realizada en oro y plata por la casa Poussielgue Roussand de París. Además el púlpito, los confesionarios, la sillería del coro y las puertas, todos hechos en madera, fueron realizados por los tallistas de la Casa Wespelaere de la ciudad belga de Brujas. Esos son sólo algunos de los detalles impactantes del lugar.
Posee un órgano de 4808 tubos marca Mutin-Cavalle-Coll construido en 1912 e inaugurado en 1915 con la interpretación de la Quinta Sinfonía de Widor que contó con la presencia del dueño de la empresa fabricante del instrumento musical Charles Mutin. Lamentablemente la consola mecánica original del órgano fue reemplazada. No sabemos cual fue el destino de la misma. Una consola italiana (Tamburini) fue colocada en 1955. La disposición original de los teclados también fue alterada al cambiar la consola.
En 2014 se bendijeron y colocaron en el templo para su veneración dos cuadros uno de San Juan XXIII junto al de San Juan Pablo II. San Juan XXIII fue beatificado por San Juan Pablo II el 3 de septiembre de 2000 y fue canonizado por el papa Francisco el 27 de abril de este año. Su fiesta litúrgica es el 11 de octubre. La obra pictórica es del artista plástico Enzo Zocco y organiza esta entronización el grupo de oración “Hijos Espirituales de Juan Pablo II”, cuya delegada en la Argentina es Julia Tiraboschi.
El tintinnabulum de la Basílica, tomado en su conjunto, se parece bastante a lo que podría uno imaginarse como escudo de una Basílica dedicada al Santísimo Sacramento. Como puede verse, el escudete central exhibe un único mueble en campo de plata: una custodia radiante, acompañada de corona y manto de armiño. Bien podría ser el escudo basilical, que más arriba está timbrado por el pabellón.
Una segunda iglesia
Ubicada en el subsuelo del templo la cripta fue inaugurada en 1911, cuatro años antes que la basílica del nivel superior. Entre las puertas de la entrada, se ve la tumba de la benefactora de la Basílica, en una capillita que corresponde a la base del campanario central. Con un estilo románico más sencillo que el templo principal, la cripta está hecha con materiales de la calidad más alta que se encontraba en Europa a principios del siglo XX: piso granítico de Alemania; mármoles y luminarias de Italia; columnas de piedra de una sola pieza, y bancos de maderas de Brujas, Bélgica.
Con motivo del centenario de su erección el entonces Arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Mario Bergoglio, dio el decreto que dispone la designación con el nombre del fundador de los padres sacramentinos, San Pedro Julián Eymard, al cumplirse también doscientos años del nacimiento del Santo, beatificado por Pío XI en 1925 y canonizado por Juan XXIII en 1962.
El altar, revestido de piedra ónix conserva una «joya que pasa inadvertida», según me dijo el padre Leopoldo Jiménez Montenegro, párroco de la basílica en 2011, que es el baldaquino, donde se coloca la custodia con el Santísimo para su adoración. «Esa cúpula es una sola pieza de ónix muy difícil de conseguir» comentó el párroco.
Al construir la cripta, Vespigiani quitó del proyecto inicial dos hileras de columnas, con las que Mercedes Anchorena mandó construir otra iglesia: Nuestra Señora de las Mercedes, hecha en su honor, en Echeverría al 1300, en Belgrano.
Jiménez Montenegro me aclaro que la cripta se construyó en sólo tres años y que siempre funcionó y funciona como iglesia. Está abierta al público los viernes, de 8 a 16.30, que es el horario de limpieza del templo principal, y los sábados, en los que se celebran casamientos en el templo «de arriba».
Posee un órgano Merklin Este instrumento fue montado originalmente en la iglesia de Santa Felicitas de Barracas. Posteriormente fue trasladado a su emplazamiento actual, conservando su sistema original de transmisión mecánica pura. No conocemos la fecha exacta en la cual fue realizado este traslado ni quién fue el encargado de su nuevo montaje. Luego, Carlos Amadini y Juan Weinhold modificaron su transmisión al sistema eléctrico con el cual funciona en la actualidad.
Dos familias, un conflicto
Esta es la historia de dos familias enfrentadas que dejó sus huellas en Retiro. Los Anchorena, que vivían en el actual Palacio San Martín, sede de la cancillería argentina, con 150 sirvientes. Y los Kavanagh, adinerados, aunque no patricios ya que eran irlandeses. En los años 30, Corina «Cora» Kavanagh y Lynch, tenia un romance con un hijo de Mercedes, esto no era aprobado porque Corina era viuda y provenía de una familia adinerada pero sin orígenes patricios. La paradoja reside en que el apellido Anchorena tampoco era aristócrata, sino que supo casarse con una familia que sí lo era en el siglo XVIII. Más de un siglo después todo se revierte y para mal.
Corina decidió una venganza arquitectónica: Le compra al Hotel Plaza unos terrenos en Florida y San Martín, y le pide a los arquitectos Gregorio Sánchez, Ernesto Lagos y Luis María De la Torre la construcción de un edificio cuyo único requisito era que impidiera la vista desde el palacio Anchorena a la iglesia, objetivo que aún cumple el edificio Art Deco Kavanagh.
«Incluso, si alguien quiere mirar de frente la actual Basílica del Santísimo Sacramento, debe pararse en el pasaje Corina Kavanagh», relato el historiador Eduardo Lazzari, presidente de la Junta de Estudios Históricos del Buen Ayre al diario Clarín en la edición del domingo 27 de marzo de 2005.