La Basílica de Santa Maria Novella fue edificada sobre una pequeña iglesia de monjes dominicanos. Las obras empezaron en 1279 y terminaron a mediados del siglo XIV, aunque la fachada estuvo sin terminar hasta que Giovanni Rucellai, rico mercader florentino, la financió en 1458 y la construyó de mármol. El responsable completar la fachada de Santa Maria Novella fue Leon Battista Alberti, que, respetando rigurosamente las proporciones geométricas, realizó una elegante y armónica fachada.
Construcción de la fachada
Incorporando la arcada gótica del piso inferior, Alberti dió una monumentalidad impresionante a la fahcada con la adición de una gran puerta central arqueada, flanqueada por grandes pilares laterales y coronada por un elevado cuerpo superior.
Al igual que en Rímini, el resultado recuerda a los arcos de triunfo clásicos.
En el cuerpo superior repitió el motivo de una ventana circular rodeada de elementos ortogonales. Decorada con pilastras y coronada por un frontón, parecía la fachada de un templo. La diferencia de altura entre este cuerpo y las naves laterales se enmascaraba mediante dos grandes volutas. En Santa Maria Novella, Alberti creó una bellísima fachada de estructura clásica con los elementos formales toscanos tradicionalmente utilizados en otros edificios existentes.
En el frontón de la fachada está escrito el nombre del mecenas y el símbolo de la familia Rucellai, una vela. A la izquierda de la iglesia, por la entrada del viejo museo, está el Museo de Santa Maria Novella.
El interior, de cruz latina, está dividido en tres naves con arcos con decoraciones de mármol blanco y verde. La vidriera del rosetón en la fachada representa la “Coronación de la Virgen” (1365). En las naves y detrás de las capillas del transepto hay otras vidrieras de colores como la “Virgen con el Niño” o “San Juan y San Felipe” de Filippino Lippi (siglo XIV). En la nave derecha se encuentra la capilla de los Rucellai, con frescos del siglo XIV; el altar de la capilla esta dominado por la “Virgen con el Niño”, estatua de mármol de Nino Pisano.
En el centro, detrás del altar, está la capilla Tornabuoni, cuyos frescos son de Domenico Ghirlandaio (1485-1490) y, quizás, de su alumno Miguel Ángel. Los frescos reproducen escenas de la vida de la Virgen y de San Juan, ambientadas en la Florencia renacentista. En el altar se encuentra el crucifijo de Gianbologna. Al lado está la capilla de Filippo Strozzi, con frescos del ciclo “Vidas de los apóstoles San Felipe y San Juan”, de Filippino Lippi. Sigue la Capilla Gondi, en la que hay un crucifijo de madera de Brunelleschi. Después, en la sacristía, se puede admirar el “Crucifijo con la Virgen y San Juan Evangelista” de Giotto. En la nave de la izquierda se encuentra la Trinidad de Masaccio, que, para pintar esta obra maestra, utilizó la perspectiva de una manera innovadora, que hizo que Vasari afirmara: “Parece que el muro esté agujereado”.