La Basílica de San Lorenzo Maggiore fue construida en el siglo IV y es la más antigua de Milán. Dedicada al mártir cristiano San Lorenzo, fue construida con restos de yacimientos romanos.
Las dieciséis elegantes columnas de mármol blanco de San Lorenzo, de unos ocho metros de alto, fueron transportadas hasta aquí en el siglo IV después de Cristo y proceden de un templo pagano, anterior al cristianismo más antiguo. Las columnas constituían el acceso a un gran pórtico rectangular desde el que se entraba a la Basílica de San Lorenzo.
Delante de la iglesia hay una estatua reciente que recuerda el famoso edicto llamado “de Milán”, con el cual el emperador Constantino concedió libertad de culto a los cristianos. La fachada de la iglesia fue reconstruida a finales del siglo XIX.
San Lorenzo es reconocida como un ejemplo de importancia clave en Europa para la historia de la arquitectura: su forma octogonal se copiará en toda Europa, y la puedes encontrar en las basílicas de Rávena, Constantinopla y Aquisgrán. La parte trasera de la arquitectura de la Basílica es aún más interesante, por lo que te recomiendo que vayas hasta el hermoso parque de las Basílicas, donde la mole de San Lorenzo te aparecerá como un grandioso y dinámico complejo de capillas y campanarios, agrupados en torno al colosal cuerpo central.
El jardín que conecta las basílicas de San Lorenzo y San Eustorgio es uno de los lugares con más encanto de Milán: por desgracia, hasta 2020 no podrás disfrutar de la vista de estas antiguas iglesias de ladrillo debido a las obras de construcción del metro.
Interior de la Basílica San Lorenzo
El interior, decorado con mármoles y mosaicos, es especialmente interesante por la presencia de la Capilla de Sant’Aquilino, donde se pueden ver mosaicos bizantinos del siglo IV.
La capilla conduce a una especie de cripta, donde es posible observar algunos de los materiales originales con los que se construyó la iglesia, provenientes de un anfiteatro romano.
Frente a la iglesia se encuentran las Colonne di San Lorenzo, o dieciséis columnas, del siglo III, pertenecientes a la ciudad romana de Mediolanum, que recuerdan que justo cerca de aquí, hace muchos siglos, se alzaba el palacio del emperador romano.