Monumento de carácter conmemorativo erigido para recuerdo de un triunfo bélico o de un personale eminente. El arco de triunfo tiene su origen en Roma (en el siglo I) y de allí se extiende a todo el Imperio. Consta, esencialmente, de una corta bóveda de medio cañón, flanqueada de otras dos, una a cada lado, acaso de menor altura. A veces sólo tiene la bóveda alta; a veces, las bóvedas laterales son más de una a cada lado. El conjunto de la edificación tiene frente rectangular (igual de una parte y de otra de la bóveda) y este frente suele ir adornado con columnas con relieves alegóricos o de tema heroico.
En el período de esplendor (a partir de la pax augustea) va rematado por estatuas y grupos escultóricos (cuádrigas) sobre el ático. Los más importantes son los de Tito, Septimio Severo y Constantino, en Roma; los de Lucio Vero y Marco Aurelio, en Trípoli y el de Caracalla, en Tebas.
En el siglo XIX resucitó la idea de erigir arcos de triunfo. Fruto de ello son los arcos de la place de l’Étoile, en París, y del Salón de San Juan, en Barcelona, entre otros. En ésta segunda época, los arcos de triunfo mantienen la misma estructura arquitectónica, pero su ornamentación es de carácter románico (París) o modernista (Barcelona). La puerta de Bradenburgo (Berlín, siglo XVIII) de aparatoso neoclasicismo, puede ser considerada como el antecedente del convencional resurgimiento de est tipo de arquitectura , en el que podría incluirse la puerta de Alcalá de Madrid (siglos XVIII-XIX).
Fuente: Diccionario Universal de Arte. Argos-Vergara. Autor: Pierre Cabanne. Tomo I (A-CH) Barcelona 1979.