La relación entre arquitectura y la salud es una característica de la arquitectura cada vez más estudiada. Los factores de diseño arquitectónico inciden en la salud de las personas junto con el clima. Un diseño arquitectónico determinado puede absorber o expulsar el calor, el frío y los contaminantes.
Gran parte del consumo energético de las ciudades y de la producción de desechos contaminantes viene de edificios residenciales, de oficinas, fábricas y centros comerciales.
Algunos materiales de construción utilizados, pueden contener elementos tóxicos o derivados del petróleo. Aspectos perjudiciales para la salud relacionados con el diseño arquitectónico, es la formación de hongos por humedad y falta de luz o ventilación, el uso de asbesto para los muros, radiaciones naturales, como el radón, y artificiales, como las provenientes de la red eléctrica, transformadores o los propios sistemas, como el wifi, de los que nos dotamos para hacernos la vida más cómoda.
Existen diferentes tipos de pinturas para muros. Aquellas pinturas que contienen aceites y acetatos se ha comprobado que pueden ser perjudiciales para personas con problemas bronquiales, asmáticas o con alergias.
Por otro lado la inclinación hacia la bioarquitectura cada vez más marcada hace que proliferen en las ciudades, las terrazas verdes, los huertos urbanos. Las plantas y vegetales colaboran en la eliminación de partículas de metales y CO2 que están en el ambiente y muchas veces pasan a los conductos de agua y aire interior.