El agua es uno de los elementos indispensables de nuestra vida. Es por eso que pensar en agua potable es entender el procesamiento de limpieza que recibe para ser distribuido entre los consumidores.
El correcto tratamiento del agua previo a su consumo hace que se eviten enfermedades. La presencia de virus y demás bacterias en su composición química permiten que aumenten las chances de contraer enfermedades como el cólera, por ejemplo.
El arsénico, presente en las capas subterráneas por donde se desplazan estas aguas, debe ser eliminado por completo, para evitar la arsenicosis, una enfermedad que si no se trata a tiempo puede ser muy riesgosa para la salud.
La filtración y la cloración son dos de las técnicas más utilizadas. En muchos casos, este procedimiento se realiza en forma simultánea para que el agua no pierda su pureza natural de origen.
La filtración es la eliminación de residuos sólidos a través de un material poroso, mientras que la cloración implica la utilización de un proceso que combate numerosos microorganismos y virus.
En ambos casos, lo que se busca es realizar procesos de sedimentación del agua fuente, a la vez que modifica el color turbio de la misma, haciéndolo más límpido y claro.
Este sistema de filtración que viene de la red cloacal también puede realizarse en el propio hogar, a través de sistemas de filtrado de agua más convencionales.
La cal, el plomo, el cloro en exceso y demás sedimentos que no son debidamente filtrados por los sistemas externos de agua potable pueden ser eliminados gracias a estos sistemas de entrecasa.
El cloro permite la eliminación de sustancias riesgosas para su consumo como el hierro y el ácido sulfhídrico. El exceso de cloro puede acarrear nuevas sustancias toxicológicas, de ahí a que su tratamiento debe ser con responsabilidad.
Entre los sistemas purificadores del agua doméstica el más utlizado es el filtro de agua de carbón activo, por su valor económico y su eficacia. De mantenimiento fácil, eliminan el cloro residual del agua corriente, gracias a sus capas de tamización de la misma.
El “carbón activo” es un mineral que fue utlizado por civilizaciones milenarias (como la egipcia y la india) por su capacidad de absorción de sustancias impuras. Por lo general los filtros son de carbón mineral granular de hulla o de cáscara de coco y se colocan dentro de la carcasa de plástico del dispositivo.
El filtro está recubierto de otras redecillas de polipropileno que permiten una mejor refinación del agua para que todo resto sólido sea eliminado, lo que optimiza la calidad del agua potable.
Los sistemas de plomería interior han desarrollado a gran escala en las últimas décadas, distribuyendo agua potable a todo el sistema de distribución de una casa. Este crecimiento se observa en las grandes urbes, aunque aún hay trabajos a realizar en algunas zonas rurales, en donde lo más conveniente es recurrir a los sistemas domésticos que permiten una mejor calidad del agua.
Frente a fenómenos en crecimiento como la contaminación ambiental, el agua es un recurso que debemos cuidar cada vez más.