Para la RAE, identidad es el “Conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás”.
La arquitectura propia de diversos países y regiones es un componente de los rasgos característicos de esa sociedad, de su historia y de su cultura. La arquitectura es un transmisor de identidad y también puede ejercer de elemento de ruptura identitaria como la pirámide del Louvre ( de reminiscencias egipcias) que fue insertada en medio de fabulosos palacios barrocos franceses que forman el complejo del Museo del Louvre. En ese momento fue motivo de críticas durísimas por parte de numerosas figuras de la cultura, la política y el arte pero con el tiempo se fue aceptando su presencia, si bien sigue siendo un elemento de ruptura.
El Templo de Baal en Palmira, el monumento sirio de 2.000 años de antigüedad y considerado el templo más importante de Oriente Medio, pero destruido por Isis en agosto de 2015, son un recordatorio constante, si siempre existe la necesidad de que el patrimonio cultural y arquitectónico sea un aspecto crucial de los conflictos internacionales. Palmyra es simplemente la última, y posiblemente la más devastadora, destrucción de mundos.
Palmira es considerada una reliquia única del siglo I a. C y una pieza maestra de la arquitectura y del urbanismo romano, por las columnas de su famosa calle principal y el templo de Baal.
Relación entre arquitectura e identidad
La arquitectura medieval por ejemplo, es un rasgo de la identidad de los crisitanos en diversos países mientras que la arquitectura budista desplegada en diversos países también es un elemento de la identidad de los pueblos que abrazan esa religión.