El hierro galvanizado es hierro que ha sido recubierto con una capa de zinc para ayudar a resistir la corrosión del metal. El acero también puede ser galvanizado. Cuando el metal va a ser utilizado en un entorno donde es probable que se corroa, a menudo se galvaniza para que sea capaz de soportar las condiciones del entorno. Incluso con la galvanización, sin embargo, comienza a haber corrosión con el tiempo, especialmente si las condiciones del entorno son ácidas.
Hay dos técnicas principales que pueden ser utilizadas para hacer hierro galvanizado.
La más común es la galvanización por inmersión en caliente, en la que el hierro se hunde en un baño de zinc fundido, que puede ser mezclado con pequeñas cantidades de plomo, dependiendo de las circunstancias. Cuando el hierro emerge del baño caliente de zinc, este se han pegado al hierro, creando una capa de zinc sobre la superficie de la plancha. A veces, el metal se puede hacer pasar a través de un molino para aplanar y nivelar el revestimiento. Otra técnica que se puede utilizar es la electrodeposición, también conocida como galvanoplastia, aunque no es frecuente.
Una vez galvanizado, hierro está cubierto de una capa de zinc que puede ser brillante a gris opaco. El zinc puede ser pintado, si se desea. La pintura se hace a menudo cuando el hierro debe coincidir con otros materiales de construcción, o cuando la gente quiere que sea menos evidente. En el jardín, por ejemplo, puede ser pintado de verde para que el hierro se mezcle con las hojas en vez de sobresalir.