El estaño o Sn es un metal blando, muy maleable y que se funde a bajas temperaturas. Por estas características que facilitan su empleo es frecuentemente elegido para la soldadura y la aleación con otros metales, que dan como origen al bronce por ejemplo. Por su maleabilidad, también pueden realizarse capas finísimas de este metal, como por ejemplo para la cobertura de las tapas de botellas o en etiquetas.
Además, el estaño es un metal que no se oxida simplemente, presentando el beneficio de ser altamente resistente a la corrosión en muchos medios, motivo por el que es usado para la protección de otros metales, como por ejemplo en la película protectora que cubre el interior de latas y envases de hierro o cobre.
Expuesto al aire, el estaño tiene la propiedad de formar una película de óxido estánico que le brinda una protección superficial. Este compuesto, permite opacar el brillo y otorgar ciertos pigmentos rosas, amarillentos y marrones a cerámicos y otros cuerpos refractarios. Además, el oxido estanoso permite otorgar dureza y durabilidad al vidrio.
Los enlaces orgánicos de estaño tienen la capacidad de actuar como pesticidas de organismos que atacan las plantaciones, aunque deben emplearse con precaución debido a su nivel de toxicidad, ya que no son fácilmente biodegradables.
Por su parte, el floruro de estaño fue introducido alrededor de 1950 en las pastas dentales debido a los beneficios que generaba al proteger los dientes de agentes patógenos y caries.
Al considerar el empleo de estaño en la construcción, debe considerarse la facultad que tiene de reaccionar ante bajas temperaturas, degradándose hasta convertirse en polvo. Este fenómeno es conocido como “peste del estaño”.