La madera de caoba (Swietenia microphylla) es un material noble, por sus posibilidades para tallarla, moldearla y conseguir un gran acabado y por su gran resistencia y duración. Mantiene su integridad, resiste la hinchazón, retracción y deformación por el paso del tiempo, por lo que es ideal para las zonas propensas a la humedad excesiva o húmeda. Aunque conocemos como “color caoba” un color marrón oscuro, el color original de la madera es blanco amarillento.
Es el tratamiento de la madera lo que termina confiriéndole ese color característico. Los tonos se profundizan en la madera madura, teniendo en un vivo color rojo o marrón-rojizo. La caoba tiene una textura fina a mediana, con el grano que varía desde la posición recta a ondulado o rizado.
Las irregularidades en el grano se consideran deseables, produciendo unas distintivas y visualmente atractivas “figuras”, el enclavamiento y el entrelazado de las fibras de la madera. La caoba americana procedente de México, Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica fue importada a Europa desde el siglo XVI por los españoles.
En la actualidad, la caoba originaria de Cuba es escasa y, así, la mayoría de las maderas americanas se conocen por su procedencia, distinguiendo la de Brasil, Perú y Venezuela.
El árbol del que se obtiene la madera de caoba puede llegar a más de 46 metros de altura y 183 centímetros de diámetro. Su corteza es de color marrón-rojizo. La caoba crece sobre todo en zonas de América Central y del Sur, África occidental y las Indias Occidentales.
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