La madera de algarrobo se extrae del árbol de igual nombre y se caracteriza por su dureza, fortaleza y color que varía del castaño claro al oscuro.
Empleada tanto para la construcción de viviendas como para la elaboración de postes, aperturas, pisos, muebles interiores o exteriores y objetos decorativos. Antiguamente, las calles de Buenos Aires estaban pavimentadas con adoquines de algarrobo.
Característico de diseños tradicionales, rústicos y campestres, es adoptado por quienes desean un mueble noble y duradero. Actualmente, al haber avanzado las técnicas para utilizarlo, puede ser encontrado en todas las variantes de estilos desde clásicos a modernos. El algarrobo es reconocido fácilmente en los trabajos de madera por el peso del material.
Las especies más empleadas para la producción de madera son Prosopis alba, Prosopis chilensis, Prosopis flexuosa y Prosopis nigra, cada una con particularidades diferentes para su trabajo en términos de resistencia y secado.
Existen alrededor de 45 especies de Algarrobo en el mundo, especialmente en las zonas áridas y secas. Ya era usado por las poblaciones originarias de América, el algarrobo autóctono o “tacco” en quechua, es llamado así por el parecido que los españoles en la época colonial encontraron entre esta especie y el algarrobo europeo.