Es necesario entender que el desarrollo sostenible implica repensar exhaustivamente la utilización pasada y presente de los recursos naturales no renovables y reemplazarlos por recursos renovables.
Por otra parte, la cuestión del acceso a los recursos no existe en el vacío, sino que requiere un sistema social y tecnológico de producción y distribución. De ahí que la sostenibilidad significa que tenemos que abordar los aspectos sociales, económicos y tecnológicos plenos de la sociedad. En ese sentido, la sostenibilidad requiere la contabilidad con un “triple balance”: no sólo la sostenibilidad ecológica, sino también la sostenibilidad social y la sostenibilidad económica. Si uno de estos elementos falta, los otros dos no será alcanzable tampoco.
Por lo tanto, la sostenibilidad social – la capacidad de una ciudad o una región para mantener la organización social, la cooperación y el bienestar – es una dimensión fundamental de la sostenibilidad también. Si parte de la población es cada vez más excluida y alienada, causando problemas sociales disruptivos, entonces esto va a distraer a cada vez más de la capacidad de la comunidad para hacer frente a otros retos. Si no está bien educada la población, entonces van a ser menos capaces de responder políticamente a los retos reales a largo plazo que enfrenta la sociedad. Hay algunas pruebas de que esto está ocurriendo en el tema del cambio climático.
Del mismo modo, la sostenibilidad económica es una condición necesaria para una sociedad para hacer frente a sus desafíos. Si una actividad económica insostenible agota los recursos económicos, entonces la sociedad será menos capaz de aplicar esos recursos a otras necesidades. Es evidente que si una sociedad entera se empobrece por prácticas económicas insostenibles, entonces no es capaz de hacer frente a otros desafíos, y puede incluso no siendo viable como sociedad.
Por otra parte, todos estos tres “patas del taburete” de la sostenibilidad dependen unos de otros. El agotamiento de los recursos ecológicos sin duda empobrecer a la sociedad y contribuir a la insostenibilidad económica. A su vez, una sociedad que es económicamente insostenible y empobrecidos se puede esperar para poner mayor presión sobre los recursos ecológicos. Insostenibilidad social aumenta la probabilidad de insostenibilidad económica, y la probabilidad de que se adopten las medidas necesarias para la gestión de la sostenibilidad ecológica. Y, por supuesto, la insostenibilidad ecológica también puede tener un efecto devastador sobre la sostenibilidad social, como hemos visto en algunas partes del mundo que han sufrido desastres ecológicos.