Hay un tipo especial de ladrillo cuya utilización es imprescindible cuando se quieren realizar obras que tengan una resistencia superior a la media para la exposición a grandes temperaturas. Se trata de los ladrillos refractarios, y dependiendo de si están compuestos de alúmina o sílice tienen diferentes utilidades específicas. La gran ventaja que tienen los ladrillos refractarios se traduce en que no sufren cambios al ser expuestos al fuego o al calor. Además de su resistencia, son buscados porque entre sus otras propiedades se encuentran las de no ser conductores de calor y ser buenos aislantes térmicos.
A la hora de construir hornos o parrillas de uso doméstico los ladrillos refractarios son la mejor elección dado que por su composición les permite resistir de una mejor manera a las altas temperaturas. Otro tipo de insumos en su lugar podrían cambiar de tamaño al ser expuestos al frío o al calor. Por otra parte los ladrillos refractarios sirven para conservar mejor la temperatura, por ejemplo, y por eso pueden emplearse para construir sistemas de calefacción domésticos, como las estufas a leña.
Estos ladrillos, además, se colocan en los hornos de uso industrial en los que se puede fundir acero u otros materiales como vidrio. Para esta utilidad se eligen los ladrillos con distintas proporciones de concentración de sílice, conocido también como óxido de silicio, ya que puede soportar hasta 1650ºC. Es decir que esta variedad de ladrillos es apta para soportar mayor temperatura que la que emite la lava, que una vez fuera de un volcán puede oscilar entre 700 y 1200ºC.
Mientras que la otra variedad de ladrillos, aquella nombrada previamente cuyo uso se corresponde con uno hogareño, está hecha de un porcentaje de arcilla y óxido de aluminio o alúmina. La composición química de éstos hace que sea necesario ser más cuidadosos que con los ladrillos sólo hechos de arcilla. De no ser manipulados de forma correcta podrían llegar a reaccionar de manera tal de causar daños a quien se encuentre trabajando con ellos, es por eso que para adherirlos sí es necesario utilizar una mezcla distinta producida con tierra refractaria y cemento. Es fácil distinguirlos de los ladrillos tradicionales que se utilizan para la construcción ya que todos sus lados son lisos. Esto incide en la necesidad de utilizar la mezcla especial para trabajar con ellos.
Dado que la confección de los ladrillos refractarios lleva los compuestos químicos mencionados, además de arcilla, su valor en el mercado de la construcción suele ser considerablemente más elevado. La relación de costo entre éstos y los ladrillos comunes es de diez a uno por unidad. Sin embargo el gasto será beneficioso a largo plazo si se contempla su utilización en las obras domésticas. La elección de ladrillos comunes, por ejemplo, a la hora de hacer un horno de leña o una parrilla puede llevar a que se agrieten y haya que reparar los artefactos o incluso reemplazarlos.