La ojiva en arquitectura es un arco tendido diagonalmente en refuerzo de una bóveda para consolidarla. Los romanos ya sabían reforzar los salientes de las bóvedas mediante acos empotrados en la obra de fábrica, pero que también podían sobresalir de la misma. Los musulmanes (Armenia, Georgia, Transcaucasia) volvieron a utilizar este procedimiento que fue empleado también en Italia y en el sur y sudoeste de Francia. A partir de fines del s. XI los arquitectos anglonormandos adoptaron la bóveda sobre crucería de ojivas mediterránea, pero las experiencias decisivas tuvieron lugar en Borgoña y en Ile-de-France, probablemente en París y en la construcción de la Catedral de Sens, en la que el empleo simultáneo de bóveda sobre crucería de ojivas y dle arco partido crearía el estilo gótico.
Las ojivas o nervaduras son arcos que se cruzan en la parte superior de la bóveda. El arco nervado, que permite concentrar fuerzas en puntos específicos en lugar de en todas las paredes, así informa el conjunto
peso desde el centro del arco hasta el cuatro soportes que lo sostienen.
La técnica de la ojiva cruzada funciona porque las ojivas se encuentran y descansan en grandes pilares que pueden ir desde la bóveda hasta el suelo.
Bibliografía:
- Diccionario Universal del Arte. Tomo 4 – N-R. Pierre Cabanne. Ed. Argos-Vergara. Barcelona. 1979
- Les caractéristiques de l’architecture gothique des églises de l’Eure