En 1812 Napoleón Bonaparte entró en Rusia ocupando el casco antiguo de Moscú, con un ejército de 500 mil hombres para conquistar el imperio. El zar Alejandro I, demostró su férrea determinación para repeler a los invasores. Tiempo después Napoleón emprendió su retirada abrumado por el crudo invierno ruso.
En 1830 el sucesor de Alejandro I, Nicolás I, encargó que se colocara un gran monumento en el centro de la Plaza del Palacio de San Petersburgo en conmemoración del triunfo contra Napoleón. Sería un imponente símbolo del desafío ruso, se llamó la Columna de Alejandro o columna alejandrina.
La columna de Alejandro, reposa sobre un eje de granito rojo pulido de las canteras de Pyuterlakskoy, es un monolito que es una sola pieza. Los rusos movieron montañas para construir un monumento en nombre del imperio.
Decenas de trabajadores, esculpieron metódicamente el eje de la columna, de la ladera de una montaña en una sola pieza y la trasladaron a San Petersburgo. Este proceso duró tres años y se necesitaron miles de trabajadores. Tuvieron que levantar un monolito de 700 toneladas y 25 metros de altura.
Para esto, ataron una especie de soga gigante, a la columna y mediante un sistema de poleas, la pusieron de pie donde debería estar su base.
Hoy en día la columna sigue allí sobre su pedestal a una altura de 46 metros. El arquitecto a cargo fue el francés Auguste de Montferrand quien se inspiró en la columna de Trajano de Roma. Un bosquejo del proyecto sobrevivió y se encuentra actualmente en la biblioteca del Instituto de Ingenieros de Transporte. de Rusia. La construcción duró desde 1829 hasta 1834.
En primer lugar se llevó a cabo el reconocimiento geológico, que arrojó una profundidad de 17 pies (5,2 m) donde se encontró el tipo de arena adecuada. En diciembre de 1829, el lugar de la columna fue aprobado, y debajo de la tierra se apostaron 1.250 pilotes de pino de seis metros. A continuación, las pilas fueron cortadas a nivel del agua, para la creación de una plataforma para la fundación.
El método para el levantamiento de la columna, fue propuesto por el Teniente General A. Betancourt arquitecto e ingeniero, organizador de la Comisión de Construcción y Transporte en el Imperio Ruso. Anteriormente, el uso de una tecnología similar puso los cimientos de la catedral de San Isaac.