Uno d elos pintores más devotos y grandes, creador de imágenes intensas en la pintura española fue Francisco Zurbaran, nacido en Fuente de Carlos, Badajoz, España. En 1614, Zurbaran se hizo aprendiz del pintor Pedro Díaz de Villanueva en Sevilla. Tres años después se mudó a Llerena, el pueblo más importante de la región en ese entonces donde se casó con María Paez. Después de tener 3 hijos, su mujer falleció y en 1623 se casó con otra mujer de Llerena, Beatriz de Morales, una viuda. Zurbaran permaneció en Llerena durante once años y durante ese período se vió influenciado por el Quietismo, un movimiento católico que promovía el entendimiento de Dios a través del silencio sumiso y unas tareas de penitencia, todo esto tuvo gran influencia en en su arte. Zurbaran fue durante toda su vida un fiel devoto de la Iglesia católica y así lo expresó en sus pinturas.
En 1629, Zurbaran se mudó a Sevilla, donde fue el pintor más importante de Andalucía. Durante este tiempo recibió encargos para altares, retratos religiosos, pinturas figurativas, y otros objetos para monasterios, conventos y órdenes religiosas. La mayoría de los encargos eran de retratos de santos. Para el Monasterio de Merced de la Calzada en Sevilla, produjo una serie de obras como Pedro del Apóstol (1628) ilustrando la vida de San Pedro Nolasco el fundador de la Orden.
En 1634 Zurbaran viajó a Madrid por un pedido del rey Felipe IV por recomendación de Velázquez (1599-1660) quien estaba supervisando la decoración del nuevo Palacio Real de Madrid. Para el Hall de Realms, en el Palacio del Retiro Zurbaran creó diez series de pinturas representando las Labores de Hércules y una escena de batalla, La Defensa de Cádiz contra los ingleses, la otra parte de las series de pinturas incluyó la Rendición de Breda. Contrario a la tradición del siglo 17 de moldear héroes mitológicos, en figuras clásicas, Zurbaran en vez de hizo a Hercules un ser de extraordinaria fuerza. Su éxito fue reconocido con el título honorario de pintor del rey.
Así como su serie de pinturas Zurbaran ejecutó muchos trabajos individuales incluyendo cuarenta pinturas de San Francisco de Asís. El éxtasis mítico de estas imágenes fue ilustrado perfectamente con los ojos hacia arriba y la boca abierta de San Francisco en Meditación (1635-1640). Al mismo tiempo, Zurbaran produjo un número de pinturas exquisitas como “Naranjas y una Rosa (1633)”, y su obra maestra “Naturaleza muerta con Naranjas” (1633). Hacia fines de los años 1630, la suerte de Zurbaran comenzó a declinar. En principio se vió muy afectado por la muerte de su esposa, Beatriz de Morales. Además en ese tiempo, la economía española comenzó a entrar en crisis; lo que mermó los pedidos de las Órdenes religiosas. Su estilo austero de pintura comenzó a apreciarse menos. Zurbaran comenzó a exportar piezas a Lima y a Buenos Aires. En sus últimas pinturas había incoporado más emociones como en Cristo cargando la Cruz (1653). Se casó por tercera vez y se mudó a Madrid en donde intentó imitar el estilo de Velázquez de retratos como en Doctor de Leyes (1658-1660). Falleció con escaso reconocimiento en Agosto de 1664.