El Feng Shui es una milenaria práctica china, considerada una ciencia-arte por la cultura oriental. Se estima su origen hace más de 6000 años. La etimología de la palabra remite al Viento y al Agua. Ambos conceptos están relacionados con el fluir de la energía en uno o más ambientes. El Viento (Feng) representa las actitudes y sentimientos, el Agua (Shui) es su guía y contención y representa al ambiente que se vive. La tarea de un especialista del arte del Feng Shui es, en primer lugar, observar y analizar la disposición de los objetos del espacio que habita una persona para luego reorganizarlo. La clave es que los objetos no impidan el flujo de aire, luz y energía dentro del ambiente.
La redistribución planificada mediante la técnica del Feng Shui debe estar guiada por las metas y deseos de los que interactúan en ese hábitat, que puede ser una casa, una oficina o un salón de clases. Tanto los muebles como los elementos decorativos se pondrán en un lugar que favorezca la circulación de la energía en dirección a lograr esas metas y deseos.
Este arte oriental ha ganado terreno en la arquitectura occidental y no son pocos los proyectistas y profesionales de la decoración que utilizan las técnicas del Fen Shui. Esta antigua práctica tiene como objetivo armonizar los espacios con el interior de las personas para asegurarles éxito, salud y serenidad.