Para hablar de renacimiento, hay que empezar por sus orígenes, precisamente en la Italia dividida en pequeñas repúblicas del siglo XIII.
En el 476 cae el imperio romano, los emperadores desaparecen y Europa está dividida. Durante años, Europa estará gobernada por una saga de reyes germanos que bautizaron sus dominios con el nombre de Sagrado Imperio romano. En el siglo XII comenzaron a formarse una serie de repúblicas italianas en la península itálica, que lucharán por recuperar la pasada gloria romana.
El renacimiento italiano fue la era de los inventos, la época de Da Vinci, Copérnico, Brunelleschi y Gutenberg. La era de la personalidad, donde el artesano pasó a considerarse un artista con nombre propio. El renacimiento es la época en que el constructor sin nombre, pasará a ser arquitecto.
Italia empieza a renacer en los siglos XII y XIII. Los gobernantes de las ciudades romanas son los mercaderes, no los nobles. Familias como los Medici pasaron de dirigir bancos y negocios a dirigir ciudades, esto les dió poder para empezar a comprar arte y arquitectura.
Las pequeñas ciudades se comenzaron a construir a gran escala para superar al vecino y mantener su independencia.
La base del renacimiento es la ciudad, todo lo que pasa el renacimiento desde el arte, literatura, arquitectura, ingeniería ocurre en el marco de la ciudad. Siena se convirtió en una república próspera, situada en la frontera con Francia. La Fuente Fontegaia construida en el siglo XV por el escultor Jacopo della Quercia, al igual que otras fuentes fue clave para el crecimiento de las ciudades ya que distribuían el agua subterránea. Ya que la clave para el crecimiento de la ciudad era el agua. Siena no tiene un rio cerca por lo que abastecer de agua la ciudad fue un reto, debían buscar el agua. Construyeron una red de túnenes subterráneos llamados botini. Los trabajadores hallaron los pequeños manantiales que rodeaban Siena y así condujeron el agua hacia los lugares de la ciudad donde se necesitaban.
En los siglos XIII y XIV las ciudades se convirtieron en los centros de poder de Italia. El hombre y su potencial ilimitado se convierten en el centro de todo. Es una idea revolucionaria llamada humanismo. Una vuelta al mundo antiguo, la importancia del pasado. Si conseguían develar los principios de sus construcciones y aplicarlos a sus edificios, lograrían algo sorprendente.
La peste negra de 1300 azotó a la península que tardará más de medio siglo en recuperarse. Pero protagonizaría un ascenso espectacular conocido como renacimiento.
En la toscana una familia adinerada invirtió su fortuna al desarrollo de proyectos humanistas. Los Medici de Florencia quisieron transformar la ciudad en una nueva Atenas.
El ejemplo de construcción del renacimiento es la Catedral de Florencia, construida por Arnolfo di Cambio por el año 1200 quien murió antes de construir la cúpula.
Se le encargó la construcción de la cúpula de la Catedral de Santa María de las Flores a Filippo Brunelleschi quien diseñó métodos desconocidos hasta el momento para elevar y bajar las cargas a 60 metros de altura y empotrar los ladrillos que conforman la cúpula de manera que no estallaran ni se rompiese la estructura.
Brunelleschi fue el precursor de la perspectiva lineal, las proporciones aritméticas y el uso de un plano hasta el momento desconocido ya que se proyectaba con maquetas aproximadas. Un orfebre que fue formándose en nociones arquitecónicas y que construyó el proyecto más ambicioso del momento, acabó siendo reconocido a novel mundial. Filippo Brunelleschi fue el padre de la arquitectura del renacimiento y Florencia la meca del diseño innovador y de la construcción. Su éxito es tal que sus métodos van más allá de su república. Este es el conocepto del hombre durante el renacimiento, un hombre que todo lo puede y que no tiene límites de creación.
Ya no son los obreros los que tienen el control, sino el arquitecto o proyectista.
Sin embargo amanecía una nueva era para la arquitectura. Los artistas que se habían convertido en arquitectos e ingenieros debían prestar un nuevo servicio público. Debían orientar sus mentes creativas al arte de la guerra. A finales del siglo XV la península itálica sufrió de algunas invasiones, por ello los grandes arquitectos del Renacimiento fueron llamados a diseñar las fortificaciones, puentes y otros lugares de combate. Las innovaciones y las nuevas tecnologías en construcción estaban a disposición del ejército.
La era de los arquitectos que había comenzado en Florencia seguiría transformando Roma y el resto del mundo.
En el siglo XV los papas volvieron a Roma, y comenzaron una tarea de reorganización de la ciudad como un Estado papal.
El Papa Sixto V (1521-1590) se embarcó en una ola de reformas y construcciones sin precedentes para devolver a Roma su brillo pasado. Sintió la necesidad en convertir Roma en la capital de la cristiandad. Reurbanizó la ciudad y reconstruyó los acueductos. El regreso del agua vino acompañado de un aumento de población. Pavimentó los caminos, ensanchó las calles y la ciudad explotó con nuevas construcciones.
Utilizó los obeliscos egipcios que los romanos trajeron de Egipto como monumentos por toda la ciudad.
Sixto los usó como signos de admiración urbanos. Quiso trasladar un obelisco a la catedral de San Pedro y encargó esta tarea al arquitecto Domenico Fontana quien diseñó un complejo sistema para trasladar el obelisco a la Basílica de San Pedro con la colaboración de 300 obreros.
Muchos afirman que la cultura moderna comenzó con el Renacimiento.