El crecimiento urbano es el aumento de población e infraestructura de los centros urbanos que se va expandiendo cada vez más. El ritmo de crecimiento de la población urbana depende del aumento natural de la población urbana ya sea por la migración de personas desde las áreas rurales a la ciudad o por la reclasificación de áreas rurales en áreas urbanas.
El crecimiento urbano es un tema de estudio en numerosos gobiernos por ser un fenómeno que requiere de políticas públicas claras para asegurar la calidad de vida de las personas.
Impacto del crecimiento urbano para el medio ambiente
El crecimiento urbano involucra el desarrollo de las ciudades, tanto económico, social político y cultural. En cuanto al impacto negativo, el crecimiento urbano se traduce en la pérdida de tierras de cultivo altamente productivas, afecta a la demanda de energía y reduce la biodiversidad.
Gracias a la migración de los pobladores de áreas rurales hacia la ciudad promovida por el desarrollo tecnológico, las ciudades han crecido exponencialmente en las últimas décadas.
El crecimiento de las ciudades tiene ventajas y desventajas.
Por un lado significa el gran desarrollo económico del país y por otro, el cambio del ambiente y la forma de vida. Por ello los gobiernos de algunas ciudades han tomado numerosas decisiones para preservar áreas verdes, replantar árboles y vegetación así también como reducir la altura de los edificios, evitar el hacinamiento, prohibir las viviendas de pocos metros entre otras.
Los impactos ambientales de la expansión urbana van más allá de las propias zonas urbanas. En las zonas de rápida urbanización, la agricultura se intensifica y el restante suelo no urbanizable es probable que se expanda a nuevas áreas, ejerciendo presión sobre los recursos de tierras (Jiang et al., 2013). Por otra parte, las zonas urbanas cambian los patrones de precipitación a escalas de cientos de kilómetros cuadrados (Kaufman et al., 2007). La expansión urbana afectará el clima global. La pérdida directa de la biomasa de la vegetación de las zonas con alta probabilidad de expansión urbana se prevé que contribuye con un 5% del total de emisiones de la deforestación. (Seto et al., 2012). El alcance y la magnitud de estos impactos es aún no se ha investigado completamente. Aunque muchos estudios han descrito cómo la urbanización afecta a las emisiones de CO2 y los balances de calor, como la teoría de la isla de calor urbana, los efectos sobre la circulación de agua, aerosoles, y nitrógeno en el sistema climático sólo están comenzando a ser entendidos (Seto y Shepherd, 2009).