Los japoneses tienen hoy los protocolos de construcción antisísmica más severos del mundo. Tokio tiene numerosos rascacielos que han sobrevivido a fuertes terremotos en los últimos años. Muchas pagodas budistas de larga data poseen características que minimizan las peligrosas oscilaciones de un edificio causadas por un terremoto.
Algunas de estos trucos de construcción son posibles basados en la observación de la biología del bambú (los más altos llegan a 30 metros).
En una pagoda la columna central está hecha de un solo tronco llega a lo profundo del suelo como una raíz y puede zigzaguear en todas las direcciones y absorberá la mayor parte de la energía kinética durante un terremoto.
Los distintos pisos de la pagoda pueden moverse independientemente y están conectados por la columna central por una construcción compleja de madera, actuando como un resorte o amortiguador que también minimizará los movimientos peligrosos.
Estructuras como la Torre Yokohama Landmark utilizan técnicas de resistencia para terremotos incorporando una estructura flexible que absorbe la fuerza del terremoto. Unos simples rodillos de metal integrados en el diseño aislando la base del edificio y dando protecciín a varias estructuras contra el daño potencial de los impactos laterales de fuertes terremotos. Durante el movimiento sísmico los edificios se mueven pero no se derrumban.