Si bien el empapelado no es una tarea complicada, es importante considerar ciertos aspectos para una buena terminación.
Existen papeles que tienen su pegamento incorporado, para los que se requerirá de un recipiente con agua para sumergir el rollo de papel y activar el pegamento. En cambio, si el papel no cuenta con pegamento, debemos comprar uno adecuado y un pincel para aplicarlo. Para los papeles no vinílicos se usa cualquier adhesivo universal, mientras que para los vinílicos se emplea cola vinílica.
Antes de comenzar a aplicarlo, preparamos la pared limpiándola profundamente y colocando apresto para reducir la porosidad. Además, sellamos todas las rajaduras y defectos que la pared tenga, de modo que cuando peguemos el papel tapiz no se vea ninguna imperfección.
Cortamos las tiras de papel tomando como parámetro el alto de la pared más 5 centímetros de margen de error. Este excedente es recortado con trincheta o cuter una vez concluido el trabajo. Colocamos el pegamento sobre una mitad de la tira con el frente hacia abajo y después en la otra mitad. Dejamos descansar 10 minutos antes de llevarla a la pared.
Comenzamos a pegar las tiras desde una esquina o marco, de manera que las líneas de unión queden ocultas en estos puntos. Se recomienda marcar desde aquí con una plomada una línea vertical que sirva de guía para la colocación.
Se pega en la parte superior de la pared la primera mitad encolada, sin desplegar todavía la otra mitad. Pegamos usando las manos desde el centro hacia afuera, si queremos también podemos ayudarnos con un cepillo empapelador o un trapo limpio. Una vez realizada la parte superior, se pega la inferior con igual procedimiento.
Cada vez que se coloca una tira es bueno ir pasando un cepillo seco o una tela del centro hacia los lados para evitar que queden burbujas de aire. Así, vamos recorriendo la habitación hasta llegar nuevamente al punto de partida. Una vez cubierta toda la superficie, las juntas se repasan con un rodillo.