Los artistas fauvistas (cuyo significado es ‘salvaje’ por interpretar a los salvajes del Africa en sus pinturas) no usaban los colores en base al objeto representado sino que buscaron colores que hacían hincapié en las sensaciones más que a limitarse a pintar a semejanza de la forma. Para los fauvistas, los colores eran elementos emotivos y, por tanto, los utilizaron para dar un fuerte visualidad a su obra artística.
Estas son las principales características del fauvismo.
Una característica sobresaliente del fauvismo son las pinceladas impetuosas, para demostrar emotividad y no la real forma de las cosas. Los fauvistas creían que los detalles en una pintura distorsionaban su valor emocional, por lo tanto, optaron por pinceladas gruesas, rotas, y mantener la espontaneidad y emociones en la pintura.
El fauvismo se caracteriza por la simplicidad sobre formas complicadas, naturalmente les desagradaba la tridimensionalidad. Estaban a favor de formas simplificadas que fueron interrumpidas por planos de colores, lo que significa que los colores buscan su propio lugar sin tratar de crear un efecto armónico.
“Usaba el color como medio de expresión de mis emociones y no como una transcripción de la naturaleza”, declaró André Derain una vez. El fauvismo estaba intrínsecamente vinculado con el juego tempestuoso de colores, por lo tanto, las emociones. Ellos creían en la potencia expresiva de los colores para cristalizar sus visiones interiores.