Los caños de cobre son utilizados desde hace siglos para el transporte de agua, el registro más antiguo data alrededor del año 2750 A.C. en el Templo del Rey Sa-Hu-Re en Abusir en, Egipto. Debido al metal del que están compuestos son dúctiles y maleables, buenos conducentes del calor y la electricidad. Estos caños están formados por cobre desoxidado al fósforo, Cu-DHP, con una pureza de cobre más plata del 99.90%
Son repelentes de los gases, no se alteran en contacto con el aire seco. La humedad tampoco los afecta porque pueden recubrirse de una capa de óxido, para prevenir daños. Al estar fundido cerca de los mil grados centígrados, cuando entra en contacto con la humedad produce una pátina verdosa que frena posibles alteraciones llamadas cardenillo. Son muy resistentes a la corrosión. Su punto débil es que son susceptibles a la dilatación.
Los caños fabricados con este metal son apropiados para una tubería de agua y además son de instalación rápida y más fácil su colocación y preparación. Otra cualidad de los caños de cobre es que ofrecen la posibilidad de ser prefabricados y el menor nivel de pérdidas de las cargas, debido a que la superficie de las paredes en su interior son muy lisas. Pueden soportar elevadas presiones internas, por eso pueden ser usados en paredes delgadas.