Tolteca, (en náhuatl, “maestros constructores”), pueblo nativo de México que emigró desde el norte de lo que ahora es México.
Entre los años 650 y 800 de nuestra era mesoamérica sufrió cambios radicales por la desaparición de grandes centros como Teotihuacan, Monte Albán, Palenque, etc., que hasta entonces habían regido la política y la economía de la región. Esto originó que muchos de sus habitantes emigraran en busca de nuevos horizontes, surgiendo nuevos pueblos que se mezclaron con los herederos de las antiguas tradiciones y juntos crearon una nueva integración político, cultural y social, consolidando nuevas ciudades y nuevos estados. Gente emigrada de Teotihuacan se mezcló con grupos chichimecas y Mixcoatl logró unificarlos, surgiendo así el grupo tolteca. La palabra tolteca significa “civilizado”. Esta civilización se desarrolló entre 850 y 1168 d. C.
A partir del siglo X Tula se convirtió en el centro urbano de mayor importancia del Altiplano Central. Debido a conflictos políticos y religiosos en 1184 varios grupos nómadas saquearon e incendiaron Tula, quedando destruida, lo que provocó que sus habitantes se fueran a vivir a otras regiones.
El pueblo tolteca creó una refinada cultura, que incluía conocimientos sobre la fundición del metal, el trabajo de la piedra, la destilación y la astronomía. Su arquitectura y su arte reflejan influencias de Teotihuacan y de la cultura Olmeca. Los restos de Tula, a veces llamada Tollan Xicocotitlán, incluyen tres templos piramidales, de los cuales el más grande está rematado por columnas de 4,6 m de altura en forma de estilizadas figuras humanas conocidos como “atlantes” (guerreros); se cree que estaba dedicado a Quetzalcóatl, la Serpiente Emplumada, deidad que los toltecas adaptaron de culturas anteriores y la adoraron como el dios del planeta Venus. Según la leyenda, un dios rival tolteca Tezcatlipoca, hizo que Quetzalcóatl y sus seguidores abandonaran Tula en torno al año 1000 d.C. Se desplazaron al sur y posteriormente desarrollaron la ciudad maya de Chichén Itzá, convirtiéndola en su capital y en un importante centro religioso.
Los toltecas escenificaban batallas militares y sacrificios humanos en esculturas talladas en piedra.
La escultura más importante de los toltecas se llama Chacmool y es una gran figura sentada en forma reclinada, sosteniendo en el vientre un recipiente y con la cabeza mirando hacia un costado.
También destacan los frisos arquitectónicos de Tula, los cuales representan guerreros, animales poderosos como el jaguar y a Quetzalcóatl como serpiente emplumada.
Junto a ellos se observa partes de cuerpos humanos como calaveras y huesos largos cruzados. También destacan las columnas talladas con la figura de guerreros provistos de atlatl o estolicas, dardos, escudos y pectorales en forma de mariposa.
El estilo cerámico Tolteca más antiguo y que antecede a la fundación de Tula, conocido como Coyotlatelco , se caracteriza por el color rojo y café de sus vasijas.
Más tarde, se desarrolla un tipo de cerámica conocida como estilo Mazapa, cuya dispersión por gran parte de Mesoamérica se asocia a la expansión política de los toltecas. Sus formas alfareras más sobresalientes son escudillas con su interior decorado con líneas rectas u onduladas, pintadas de rojo intenso.
A la par del estilo Mazapa, existe una cerámica llamada “Plumbate”, originaria de Guatemala, que es una de las pocas alfarerías del Nuevo Mundo con superficies que aparentan estar vitrificadas, gracias a la pintura con pigmentos minerales y su cocción a altas temperaturas.
Arquitectura Tolteca
Durante al menos diez mil años, los seres humanos han...