La arquitectura meteorológica se ocupa de utilizar los fenómenos climáticos para definir un proyecto arquitectónico. Uno de sus referentes es el arquitecto suizo Philippe Rahm (1967) que destaca que lo invisible se destaque por sobre lo visible
Las herramientas de la arquitectura deben volverse invisibles y livianas produciendo una nueva geografía.
La arquitectura meteorológica cambia las condiciones del ambiente interno aprovechando las condiciones metoerológicas y sin alterar el medio ambiente.
No se estudian imágenes de edificios y sus funciones sino las interpretaciones del clima, se trabaja con el aire y sus movimientos, las condiciones meteorológicas fluctuantes que conforman el nuevo paradigma de la arquitectura.
Rahm explica que el diseño de un edificio de apartamentos se basa en la ley natural de Arquímedes, que hace subir el aire caliente y reduce el frío.
La arquitectura no construye espacios sino que crea temperaturas y atmósferas. El calentamiento global y la industria de la construcción que ha sido responsable del consumo voraz de combustibles fósiles durante cientos de años, han obligado a estudiar un poco más los procesos para crear edificios en base a un desarrollo sustentable.
Más que un proyecto arquitectónico se habla de arquitectura de proyecto. Un ejemplo de la arquitectura meteorológica sería un edificio que cambia las condiciones naturales del lugar donde está ubicado con el fin de dar confort humano.
La arquitectura invisible, de acuerdo con Rahm, es una estructura que utiliza las condiciones térmicas, meteorológicas, y la energía solar naturales del lugar, y la canaliza de manera estratégica a lo largo de la estructura mientras moldea el programa del edificio para que encaje a las diferentes condiciones.