El aluminio es un metal muy ligero, con un peso específico de 2,7 (g/cm3), que es un tercio de la del acero. La resistencia del metal puede ser ajustado mediante la adición de pequeñas cantidades de otros metales (aleaciones).
Es también un buen conductor de calor y electricidad, y en relación a su peso, es casi dos veces mas liviano que un conductor de cobre de propiedades similares.
Puede reflejar tanto el calor como la luz y junto con su bajo peso, hace que sea un material ideal para ser utilizado en reflectores, como por ejemplo, aparatos de iluminación.
El aluminio es dúctil y tiene un bajo punto de fusión y la densidad. Fluye fácilmente en estado fundido y por lo tanto se puede procesar en un gran número de maneras, tanto en un estado frío como caliente. Su gran ductilidad permite que los productos de aluminio sean formados con un diseño cercano al del producto final.
El aluminio utilizado en los edificios, construcciones y equipos de transporte no es inflamable. Sólo se quema en forma de polvo fino o como una película muy delgada.
Se derrite cuando las temperaturas exceden 660 ? C – sin liberar gases.
Además, el propio metal no es tóxico, y no libera aroma o sabor. Posee buena reciclabilidad, la re-fusión de aluminio requiere muy poca energía, y la pérdida de metal en el proceso de re-fusión es inferior al 3 por ciento.
Sólo alrededor del 5 por ciento de la energía que es requerida para producir el metal primario inicialmente es necesaria en el proceso de reciclaje.