El Polietileno es un termoplástico no polar, semicristalino con distintos grados de reticulación, que se obtiene por polimerización del etileno y plastificantes. Lleva incorporado el negro de carbono para protegerlas de la luz solar y se conforma por extrusión. Es el polímero más utilizado actualmente para fabricar, entre otras cosas: bolsas de almacén, frascos de champú, juguetes de los niños, e incluso chalecos a prueba de balas. Es un material muy adaptable y fácil de procesar.
Químicamente presenta la estructura molecular más simple de todos los polímeros comerciales. Una molécula del polietileno es una cadena larga de átomos de carbono, con dos átomos de hidrógeno unidos a cada átomo de carbono. A veces algunos de los carbonos, en lugar de tener hidrógenos unidos a ellos, tienen asociadas largas cadenas de polietileno.
Este es el polietileno ramificado, o de baja densidad, o LDPE. Cuando no hay ramificación, se llama polietileno lineal, o HDPE. El polietileno lineal es mucho más fuerte que el polietileno ramificado, pero este último es más barato y más fácil de hacer. Normalmente se produce con pesos moleculares en el rango de 200.000 a 500.000, pero puede ser mayor aún.
La gran utilización del polietileno en el mundo moderno, es el resultado de la combinación de sus mas relevantes propiedades, se pueden obtener diferentes grados y especificaciones de acuerdo a cada necesidad, su barrera a los gases es muy baja, su resistencia química a los ácidos es buena, así como a las basas y a las sales, sin embargo los agentes oxidantes fuertes y los solventes orgánicos pueden causar grave deterioro de su estructura.